Somos un grupo de hombres de edades disímiles, como es la tónica en todas las comunidades que existen. Compartimos nuestro amor a María y al Padre Dios y lo expresamos alegremente cada madrugada.
Hemos descubierto que nuestro carisma es alegre, extrovertido y misionero; esto nos ha instado a salir en muchas oportunidades, a veces muy lejos de nuestra tierra, con la única finalidad de ser instrumentos, para permitir la dispersión de esta semilla maravillosa. Gracias a la constante mirada y amor del padre la cosecha ha sido abundante.
Gran parte del año nuestras madrugadas son heladas y lluviosas, pero el golpeteo del agua y la furia del viento que azotan nuestro santuario son acallados con todas nuestras voces juntas, orando al unísono a través de las canciones que con humildad, pero llenas de mucha fuerza y cariño elevamos a Dios.
Nos une la fé, la esperanza de un mundo mejor y la convicción íntima de poder ser verdaderos cristianos y apóstoles portadores de la buena nueva.
Con Cristo, su hijo
Nos bendiga la Virgen María